Sabias que los fabricantes de electrodomésticos cargan en el precio de sus aparatos el coste estimado de reciclarlos: unos 20 euros por un frigorífico, 5 por un microondas... En teoría, por ley, deben dedicar ese dinero a que los aparatos electrónicos sean trasladados a plantas autorizadas donde se descontaminen y se reciclen bien.
Aunque podrían ocuparse ellos mismos suelen delegar en un SIG, al que sólo pagan por los aparatos efectivamente reciclados.
Así que cuando compramos un aparato eléctrico o electrónico pagamos cierta cantidad por adelantado para costear su futuro reciclado, aunque tarde años en producirse.
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